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Hay opiniones para todos los gustos. Algunas aseguran que las siliconas son un excelente aliado a la hora de conseguir un pelo brillante y sedoso, mientras que otras insisten en que acaba dañando el cabello. Hay que entender cómo actúa este compuesto para tener más clara la elección de un determinado producto que las contenga o no.
Dada sus características de flexibilidad y adherencia, la silicona crea una especie de película protectora en cada una de las fibras capilares, alisándolas y sellando las cutículas que las forman. El resultado es una melena suave, sin encrespamiento, con puntas en buen estado y llena de brillo. Además, ese film protector resulta una ayuda a la hora de cuidar el cabello frente a la acción de agentes externos como las temperaturas extremas (frío o calor), el viento o el cloro y el salitre tan peligrosos para el pelo durante la época estival.
Con todas estas buenas propiedades es lógico que las siliconas estén presentes en la composición de numerosos productos de tratamiento capilar, pero hay que tener en cuenta que también tienen inconvenientes. Sus detractores afirman, con razón, que este compuesto solo recubre las fibras capilares, no las trata en su interior, es decir, un pelo quebradizo puede tener una espléndida apariencia (temporalmente) aunque las fibras por dentro, estén dañadas. Ese film protector, en principio beneficioso, puede, además, llegar a ser un problema si se convierte en una barrera tan densa que entorpezca la correcta oxigenación del cabello, impida que penetre la humedad natural que requieren las fibras y dificulte la llegada de los nutrientes que necesitan para estar sanas por dentro y por fuera.
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¿Qué hacer?
En primer lugar hay que insistir en que, como norma general, el uso de productos con siliconas no es perjudicial. La silicona no daña el cabello, sólo lo recubre (hablamos siempre de cosméticos capilares de calidad), pero puede que en un momento determinado tu pelo requiera que prescindas un tiempo de estos champús o acondicionadores (por ejemplo cuando apliques algún tratamiento hidratante, nutritivo o revitalizante como pueden ser las mascarillas a base de ingredientes naturales). Algunos productos, como lacas o geles moldeadores son totalmente recomendables para dar forma al cabello de manera efectiva y segura; otros, como los serums protectores térmicos, resultan casi imprescindibles, por ejemplo, antes de usar una plancha alisadora (la silicona protegerá la fibra del exceso de calor).Otro punto importante es conocer qué tipo de silicona incluye el producto que estés usando. Lee su composición. La mayoría de los ingredientes acabados en “xane” o “cone” son siliconas. Algunas de las más comunes son: dimethicone, cyclomethicone, siloxane o ciclohexasiloxane. Ten en cuenta que uno de los problemas del uso continuado de productos con siliconas es la dificultad para su total eliminación. En ocasiones, los restos de este compuesto químico son la causa de que veas tu pelo fosco y sin brillo pese a estar usando un champú que, en un principio, te iba genial. Si detectas este problema prueba con otro cosmético cuyas siliconas sean solubles al agua (podrás identificarlas porque llevan delante el prefijo PEG).
También puedes recurrir a una “cura” temporal anti-silicona utilizando un champú purificante (capaz de eliminar residuos) y cambiando tus productos habituales por otros de cosmética natural. En este caso, ten presente que notarás la mejoría pasados unos meses. La silicona tarda en eliminarse y tu primera impresión será que tu pelo está peor. En realidad, no es así. Ten paciencia, tu melena se irá recuperando a medida que se deshaga de la “capa” que lo recubría y consiga sanearse desde el interior.
Conclusión: Siliconas, ni malas ni buenas. Depende de las necesidades concretas de tu cabello, de su estado general (si está sin brillo, quebradizo y áspero, algo pasa) y siempre de un uso moderado de los productos con altos contenidos de siliconas y de una correcta y periódica eliminación de residuos.
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