ES cierto que los productos que llevan siliconas
dejan acabados impecables, pero sus detractores
aseguran que obstruyen los poros y ahogan la fibra capilar. ¿Qué hay de verdad en estas acusaciones?
El dr. Antonio Licitra, médico estético, explica
que “las siliconas no se absorben, no entran en la piel
y permanecen en la superficie cutánea, cubriendo poros, rugosidades
y mínimas arrugas, y dan, como resultado, un aspecto
aterciopelado al rostro”. Y tienen una bondad añadida: “En
climas fríos, son útiles porque ayudan a proteger la piel de los
efectos perjudiciales que tienen las bajas temperaturas”.
Garantía de inocuidad.
Las siliconas son polímeros inorgánicos a base de silicio. Sus aplicaciones son casi infinitas por sus numerosas propiedades: logran acabados tanto mates como brillantes, suavizan texturas... Y eso, aplicado a los cosméticos, resulta muy útil. “Las formulaciones que las incorporan, especialmente la dimeticona, logran una textura ligera, sedosa y esponjosa. Al lavarnos el rostro, desaparece tan rápidamente como el vestido de Cenicienta después de la media noche”, explica el doctor Licitra.
Como garantía de su inocuidad, ni en la legislación europea ni en la española aparece ningún tipo de restricción para usarlas. Tampoco el Comité Científico de Seguridad en el Consumo de la Comisión Europea ha puesto ninguna pega, y eso que se trata de un organismo especialmente riguroso.
Manual de instrucciones.
Usando los productos que las llevan tal como se indica, el riesgo de que las siliconas resulten perjudiciales para la piel es inexistente. Además, las de nueva generación, en contra de su mala fama, ni resultan oclusivas para la piel ni dejan el cabello en mal estado. “El objetivo de usarlas en productos para el pelo es dar brillo, suavizar y acondicionar, y en el caso de la piel, alisar, unifi car y preparar el cutis para el maquillaje. Usar productos con silicona tiene sentido, solo hay que tener cuidado con no exagerar en las cantidades”, explica Anne Denaro-Jorgensen, directora del centro de estética Kiara Kare del Hotel Villamagna de Madrid.
En el caso de los productos faciales, una recomendación útil es no superponer capas y capas de producto. O, al menos, esperar un tiempo mínimo entre cada una de las aplicaciones para dejar tiempo a la piel para que absorba el primero antes de continuar con el siguiente. Es la manera más adecuada de no dejar que se acumulen sobre la epidermis. Y un dato más que no deberías olvidar: cualquier persona puede padecer una reacción alérgica a una sustancia, pero las alergias a la silicona son rarísimas.
TEN EN CUENTA...
Garantía de inocuidad.
Las siliconas son polímeros inorgánicos a base de silicio. Sus aplicaciones son casi infinitas por sus numerosas propiedades: logran acabados tanto mates como brillantes, suavizan texturas... Y eso, aplicado a los cosméticos, resulta muy útil. “Las formulaciones que las incorporan, especialmente la dimeticona, logran una textura ligera, sedosa y esponjosa. Al lavarnos el rostro, desaparece tan rápidamente como el vestido de Cenicienta después de la media noche”, explica el doctor Licitra.
Como garantía de su inocuidad, ni en la legislación europea ni en la española aparece ningún tipo de restricción para usarlas. Tampoco el Comité Científico de Seguridad en el Consumo de la Comisión Europea ha puesto ninguna pega, y eso que se trata de un organismo especialmente riguroso.
Manual de instrucciones.
Usando los productos que las llevan tal como se indica, el riesgo de que las siliconas resulten perjudiciales para la piel es inexistente. Además, las de nueva generación, en contra de su mala fama, ni resultan oclusivas para la piel ni dejan el cabello en mal estado. “El objetivo de usarlas en productos para el pelo es dar brillo, suavizar y acondicionar, y en el caso de la piel, alisar, unifi car y preparar el cutis para el maquillaje. Usar productos con silicona tiene sentido, solo hay que tener cuidado con no exagerar en las cantidades”, explica Anne Denaro-Jorgensen, directora del centro de estética Kiara Kare del Hotel Villamagna de Madrid.
En el caso de los productos faciales, una recomendación útil es no superponer capas y capas de producto. O, al menos, esperar un tiempo mínimo entre cada una de las aplicaciones para dejar tiempo a la piel para que absorba el primero antes de continuar con el siguiente. Es la manera más adecuada de no dejar que se acumulen sobre la epidermis. Y un dato más que no deberías olvidar: cualquier persona puede padecer una reacción alérgica a una sustancia, pero las alergias a la silicona son rarísimas.
TEN EN CUENTA...
- Las siliconas son inocuas, según han comprobado decenas de estudios e investigaciones.
- Tienen una ventaja que hasta ahora ningún otro ingrediente ha sido capaz de de aportar: sin ellas, cremas y productos capilares serían imposibles de extender y desagradables de usar.
- Poniendo cantidades exageradas, o sin dejar que se absorban, saturamos la piel.
- Son útiles a la hora de elaborar los cosméticos, pero no mejoran la vitalidad de la piel ni la nutren.
- Los cirujanos plásticos usan apósitos de gel de silicona para mejorar la cicatrización.
- Sus efectos en el medio ambiente no son tan negativos como se dicen y las cantidades utilizadas son muy inferiores a las que hay sobre la corteza terrestre.
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