Por Andrea Ornelas, swisisinfo.ch
La tragedia de Deepwater Horizon, ocurrida en 2010 en el Golfo de México, detonó la fabricación de un fieltro que absorbe el petróleo derramado al mar, al tiempo que repele el agua.
Dos empresas helvéticas y una alemana son autoras de la tecnología que podría revertir los estragos que provoca, en flora y fauna, un derrame petrolero a gran escala.
Errores técnicos o humanos han provocado 25 grandes derrames petroleros durante las últimas dos décadas en sitios como el Golfo Pérsico, el Mar Caribe, el Golfo de Omán o el de México.
Las mareas negras arrastraron consigo grandes pérdidas materiales pero, sobre todo, pérdidas irreversibles para los ecosistemas.
Gobiernos, empresas y grupos de voluntariado han intentado paliar los estragos con las escuetas herramientas que tienen a su alcance, o mediante la quema de aceite, cuando la situación geográfica y las condiciones meteorológicas son propicias durante los siniestros.
Un grupo de investigadores y empresarios de origen suizo y alemán han conseguido fabricar un material destinado a revertir los estragos por derrames de hidrocarburos en el mar. Una serie de fieltros y esponjas que evitarían la contaminación de las playas, y la muerte de millares de especies vegetales y animales.
Lienzos absorbentes
El génesis del material confeccionado es una sociedad que tuvo lugar entre la empresa helvética HeiQ (surgida en el seno de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, EPFZ) y dos grupos de textiles, TWE Viles (alemán) y Beyond ST (suizo).
Conjuntamente desarrollaron un material fabricado a base de poliéster que, tras someterse a un tratamiento químico, lo convierte en una esponja que atrae exclusivamente el petróleo y que repele el agua. Y por sus características, puede absorber petróleo hasta por siete veces su volumen original.
Los lienzos de tela de oilskill, como se llama esta materia, tienen un formato de 5 x 500 metros y son desenrollados directamente en la mar, de manera que puedan absorber los hidrocarburos derramados.
Posteriormente, el textil es desplazado de forma natural hacia las costas por las olas del mar, con lo atrapa el petróleo que flota en el agua sin que toque la arena.
Estas ‘alfombras’ están diseñadas por el momento para ser utilizadas una sola vez.
Estados Unidos ha aprobado la utilización del fieltro oilskill en caso de derrames petroleros. (oilguard.org)
Golfo de México, el detonante
Barbara Schädler, consultora de la asociación Oilguard –entidad que aglutina a las tres empresas que participan en el proyecto-, recorre brevemente la historia de este material y explica a swissinfo.ch que se desarrolló “en tiempo récord”.
La catástrofe de Deepwater Horizon, en el Golfo de México, fue el punto de partida, precisa. La explosión y posterior derrame de crudo tuvieron lugar el 20 de abril 2010, y la primera versión del Oilskill que recibió BP para comenzar a paliar los daños se concluyó en mayo de ese mismo año.
Deepwater Horizon fue una plataforma petrolífera de quinta generación propiedad del grupo Transocean, pero operada por BP, que se construyó en 2001. En 2010 experimentó una explosión accidental que provocó un incendio marítimo que dañó a decenas de especies de las costas de Cuba, Estados Unidos y México.
Los procesos de investigación que se llevan a cabo en el presente buscarán que, además de los lienzos absorbentes que se lanzan al mar, se fabriquen también guantes y otros insumos que permitan descontaminar aves, especies marinas y rocas, tras un derrame petrolero.
Adicionalmente, el material se utilizará también para la protección de embarcaciones.
“Concretamente, ya se ha probado en Sudamérica, en refinerías, para proteger los atracaderos de los barcos de la contaminación petrolera”, refiere la entrevistada.
Suiza no es, por el momento, uno de los blancos de dicho fieltro debido a que carece de mares y de explotación de crudo.
No obstante, explica Barbara Schädler, siguen las investigaciones para adaptar esta materia a usos diversos, en los que eventualmente el mercado suizo podría ser incluido.
Reutilización energética
Recuperar lo más pronto posible el crudo vertido al mar es fundamental para reducir daños sobre los ecosistemas. Horas de acción pueden hacer la diferencia en los resultados.
A este respecto, Oilguard señala que se ha acompañado la fase inicial de creación con espacios de formación en materia de atención de desastres.
Esto es, en el entrenamiento de equipos responsables de tomar decisiones en caso de un derrame petrolero, para que la limpieza de las aguas y el daño sobre los ecosistemas se limite tanto como sea posible.
“No es posible dar los nombres de los países o empresas, pero esta materia se vende ya a Sudamérica y se trabaja actualmente con compañías petroleras de 10 países en cuatro continentes”, puntualiza Schädler.
Y se buscará también dar un uso productivo a los lienzos impregnados de crudo que se recuperan en las costas, vía la incineración de mantas, como mecanismo para recuperar energía.
Un proceso que sólo se hará realidad si se consigue que respete criterios ecológicos.
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